Tener dolor por culpa de los gases es muy común. Cada vez vienen más mujeres a la consulta con dolor de estómago, barriga hinchada y gases que no salen. Además, es un tema bastante tabú. En este reportaje de Neus Elcacho y Xevi Verdaguer descubriréis el tratamiento natural para paliar esta dolencia.
Los gases pueden ir y venir sin más, pero hay mucha gente que genera en exceso y/o que no consigue eliminarlos. Además, la distensión abdominal puede ser causada por una inflamación o irritación digestiva, o también por una retención de líquidos; en este caso, sin embargo, no suele ir acompañada de dolor. También están los cólicos (dolores muy fuertes) por gases, que son difíciles de diagnosticar. Sólo se sabe si, cuando salen, se nota un gran alivio. Las personas con un sistema digestivo delicado suelen tener por temporadas, cuando el estrés, las emociones fuertes o la mala alimentación hace se tensen, se ralenticen y se encojan algunos de los órganos digestivos o que la flora intestinal putrefactiva sea la reina de la mucosa.
Si el dolor va acompañado de heces muy pastosas o diarrea, hay que valorar con un profesional si tenemos colon irritable y hacer una dieta específica. Este tipo de dolor puede indicar también algún tipo de intolerancia alimentaria, pero muchas veces no es así, y un mismo alimento nos puede sentar bien un día, y mal al día siguiente: depende de la cocción, el momento, la posición a la hora de comer, de la prisa con la que comamos, la ropa –que quizá nos apriete–, del estrés, del hecho de hablar o beber mucha agua, o de estar disgustados o enojados. A veces simplemente no hemos hecho nada extraño, pero tenemos el sistema digestivo tan débil o el hígado nos funciona tan lento (no segrega suficiente bilis) que nos puede pasar casi siempre que comamos algo, o incluso sólo tomando agua.
El dolor puede llegar a ser realmente fuerte. Puede empezar al cabo de dos bocados y estropear definitivamente la cena. Te deja sin energía, sin ánimo, sin poder concentrarte, encogido como si te quemara una bola en la tripa. Algunos cólicos incluso pueden acabar en urgencias. Lo peor es que según los médicos no hay tratamiento ni ayuda: dirán que son gases, y ya está. Como si saberlo fuera la solución. Pero sí podemos hacer algo. ¡Por supuesto!
La dieta FODMAP es una estrategia dirigida sobre todo a personas con colon irritable, pero también es muy útil cuando hay un sistema digestivo sensible. Como la palabra indica (FODMAP en inglés significa oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables), es una dieta que excluye estos componentes, que son los que generan más problemas a la hora de la absorción intestinal. Estos tipos de hidratos de carbono pueden ser mal absorbidos por el intestino delgado y, al quedar libres dentro del tracto, son fermentados por las bacterias y causan gases, dolor, etc.
En la práctica, ¿qué nos puede ir bien, también?
Si estamos en casa, nos podemos preparar una infusión digestiva con anís estrellado. Si no, nos podemos llevar en un botecito algunas estrellas de anís y pedir agua caliente en un bar.
Desabrocharnos para comer.
Darnos masajes en la tripa: haciendo presión hacia abajo o haciendo un 8 horizontal cuando venga el dolor.
Ir al baño siempre que lo necesitemos. Ponerse en cuclillas ayuda. El dolor no se irá hasta que salgan, por donde puedan; por lo tanto, tenemos que dejar que salgan.
Llevar siempre en el bolso gotas de hierbas naturales; nos ayudarán en cualquier momento: anís estrellado, comino, hinojo, cardo, alcaravea, regaliz.
¿Qué podemos hacer para prevenir estos dolores a parte de la dieta FODMAP?
– Un tratamiento natural para fortalecer el sistema digestivo: las personas que generan gases excesivos con alimentos tan sanos como los FODMAP tienen una composición de la microflora intestinal diferente de la normal. Debemos mejorarla haciendo una dieta sin FODMAP y procurando:
Mejorar la acidez del estómago: recomendamos un zumo de limón con jengibre.
Tomar antibióticos naturales: gotitas de menta, melisa, cilantro, árbol del té, romero, tomillo.
Hacer una buena tanda de suplementación de betaína y L-glutamina (regenerador de la mucosa intestinal).
Insistir con alimentos que ayudan a proteger la mucosa del intestino, como el trigo sarraceno, las pipas de girasol, el pulpo, los calamares, la sepia, el alga cochayuyo.
Evitar por completo el gluten.
Evitar los fermentados: chucrut, miso, tempeh, kéfir, te kombucha, etc. Pueden hacer que haya más proliferación bacteriana y por lo tanto, más gases. Cuando se acabe el tratamiento se pueden empezar a incorporar.
Planificate el mes que podrás seguir este “tratamiento” bien, mientras tanto ves haciendo lo que puedas aplicar.
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