Artículo publicado para AMODO RESTAURANTE.
El gran tema de moda es la controversia entre los profesionales que demonizan el gluten y los que demonizan a los que demonizan el gluten y afirman que sólo deben evitarlo los celíacos. ¿Quién tiene razón y en qué?
Desde el centro de investigación en salud de la Universidad Computense de Madrid marcan sólo como el 2% de la población aquellos afectados de intolerancia o alergia al gluten; ¿por qué entonces hay tanta gente que sigue una dieta sin gluten?
Empecemos por el principio:
El gluten es una proteína que contienen algunos cereales (ver cereales sin gluten).
Hay algunas personas que no tienen la capacidad (por motivos genéticos o de deterioro) de digerir esta proteína y al llegar a los intestinos genera irritación y inflamación, con la consecuente sensación de diarrea, o gases, o hinchazón abdominal, cansancio, desconcentración…
En los últimos años se ha estudiado que hay no celiacos (intolerancia al gluten) que tienen sensibilidad al gluten (entorno al 6% de la población), es decir, que no la acaban de digerir bien y produce cierta inflamación. Hay personas, sin embargo, que esta inflamación no se muestra a nivel digestivo sino con dolores de cabeza. Éstas personas, si siguen consumiendo gluten, podrían pues desencadenar la celiaquía, que es mucho más complicada de llevar: hay que leer etiquetas y evitar todo aquello que pueda contener trazas o que haya tocado un alimento que lo contenga.
El continuo contacto, inflamación e irritación que genera el gluten en estas personas puede desencadenar una alteración de nuestro sistema inmune al dañar nuestra barrera hacia virus, hongos y alérgenos, desequilibrar nuestro sistema hormonal (hasta infertilidad) al dejar entrar el exceso de hormonas que habría que eliminar, y generar un déficit de hierro, o vitaminas como la D y la K. Éstos son los motivos por los cuales, a veces, en consulta, sacamos temporalmente el gluten de la dieta, para evitar la inflamación que pueda desencadenar problemas como estos.
Si no tenemos una buena salud digestiva, seguramente tengamos dificultad para digerir el gluten. De este modo, puede que no tengamos intolerancia ni sensibilidad al gluten pero no lo digiramos bien y tengamos un cuadro de inflamación e irritación intestinal con las consecuencias que eso genera.
En consulta, cuando tenemos un paciente con dificultad digestiva (que cada vez son más), heces muy blandas, o que flotan o con dolores abdominales, hinchazón o gases, recomendamos un protocolo alimentario temporal llamado FODMAPS en el que se reduce todo aquello que pueda irritar e inflamar (incluyendo el gluten) mientras se va regenerando el sistema digestivo con componentes específicos.